lunes, 23 de mayo de 2011

Marisol, in memoriam

En su presencia nadie, ni médicos ni familia ,pronunció la temida palabra, cáncer, en ningún momento. Aunque sabemos que lo sabía. Las visitas periódicas a un centro oncológico, la quimioterapia, la radioterapia, la consunción que percibía en su cuerpo, las dificultades para tragar, la tos maldita que la atormentaba, las numerosas metástasis, todo lo anunciaba. .Pero no salió de ella queja alguna, soportó estoicamente la adversidad, salvo cuando le comunicaron que el cabello le caería. Esto es lo que más le dolió porque era una mujer presumida.

Sus más allegados, su marido, sus hijas, su hermana, padecían el día a día de su deterioro, teniendo que deglutir el inmenso dolor que les apenaba. Su frágil cuerpo se mantuvo a duras penas hasta los últimos días. El cruel cáncer avanzaba, sus pulmones fracasaban y no podía ingerir alimentos.

Casi al final, después de una pequeña intervención gástrica para abrir una vía nutricia, entró en coma. Estuvo agonizando durante largas horas, porque la muerte, barrendera de la vida, a veces se hace de rogar. Murió guapa como ella era y con su pelo, haciéndole una higa a la quimio. Era la hermana gemela de mi mujer.  

Addenda : la muerte es oportuna cuando libera de sufrimientos irremediables.
 
 

1 comentario:

Iñaki dijo...

Yo también conocí a Marisol. Una mujer fascinante, de gran bondad, generosidad y alegría. Todos los que la hemos conocido la vamos a echar mucho de menos. Deja un vacío difícil de llenar, muchos momentos felices por vivir, pero su recuerdo perdurará en el buen carácter y la mirada sincera de sus hijas, el legado de una buena madre que ha sabido transmitirles un carácter abierto, siempre pendiente de los detalles, preocupada por hacer feliz a los demás.
Mi más sincero reconocimiento a su persona, y mi apoyo a toda su familia a la que quiero y valoro.