Lo que voy a contar no tiene nada que ver con lo anterior. Es algo más intrascendente, incluso más frívolo. Mi mujer, para el día de mi santo, me regaló un frasco de perfume de acqua de Giò de Armani para hombre, y estuve utilizándolo hasta principios del verano. Y digo hasta esas fechas de comienzo del estío, porque tuve que dejarlo. Una legión de moscas revoloteaba sobre mi cabeza y a veces se lanzaban en picado,incluso se metían en el coche cuando yo lo hacía. Aunque cambiara de lugar, si en el nuevo había dípteros, venían a por mí al reclamo de Armani. Si estaba un par de días sin ponerme la fragancia me dejaban en paz y si volvía a usarla, se repetía el fenómeno. Así que opté por no perfumarme. Llegado Octubre, las moscas estaban en retirada así que volví al perfume. Como no había moscas no había peligro de ataque. Pero un día una mosca despistada, algo mareada y solitaria entró en mi casa y ya saben qué pasó, mi mujer tranquila y yo con la mosca persiguiéndome.Es lógico deducir que algún componente aromático de la fragancia atrae a los molestos insectos, aunque éstos acuden a los olores de la descomposición de alimentos orgánicos, basureros, muladares y también de alimentos dulces, como la miel. ¿O se trata de alguna feromona seductora? No lo sé.
Es posible que así como hay una mosca de la fruta o del vinagre (drosophila melanogaster) haya moscas encantadas con el perfume. Si alguien que me lee ha tenido una experiencia similar le agradecería me lo hiciera saber. Por curiosidad.
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